RazÓn feita de amor
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Qui triste tiene su coraçón
venga oÃr esta razón.
Odrá razón acabada,
feita d'amor e bien rimada.
Un escolar la rimó
que siempre dueñas amó;
mas siempre ovo criança
en Alemania y en Francia;
moró mucho en LombardÃa
pora aprender cortesÃa.
En el mes d'abril, después yantar,
estaba só un olivar.
Entre cimas d'un mançanar
un vaso de plata vi estar;
pleno era d'un claro vino,
que era bermejo e fino;
cubierto era a tal mesura
no lo tocás' la calentura.
Una duena lo à heba puesto,
que era senora del huerto,
que cuan su amigo viniese,
d'aquel vino a beber le diesse.
Qui de tal vino hobiesse
en la mana cuan comiesse;
e d'ello oviesse cada dÃa
nuncas más enfermarÃa.
Arriba del mançanar
otro vaso vi estar;
pleno era d'un agua frida
que en el mançanar se nacÃa.
Bebiera d'ela de grado,
mas hobi miedo que era encantado.
Sobre un prado pus' mi tiesta
que nom' fiziese mal la siesta;
partà de mà las vistiduras
que nom' fiziese mal la calentura.
Pleguem' a una fuente perenal,
nunca fue homne que vies tall;
tan grant virtud en sà habÃa,
que de la fridor que d'Ã ixÃa,
cient pasadas aderredor
non sintriades la calor.
Todas yerbas que bien olien
la fuent cerca sà las tenie:
y es la salvia, y son as rosas,
y el lirio e las violas;
otras tantas yerbas à habÃa,
que sol' nombrar no las sabrÃa:
mas ell olor que d'Ã ixÃa
a homne muerto ressucitarÃa.
Pris' del agua un bocado
e fui todo esfriado.
En mi mano pris' una flor,
Sabet, non toda la peyor;
e quis' cantar de fin amor.
Mas vi venir una doncella;
pues naci, non vi tan bella;
blanca era e bermeja,
cabelos cortos sobr'ell oreja,
fruente blanca e loçana,
cara fresca como mançana;
nariz egual e dreita,
nunca viestes tan bien feita,
ojos negros e ridientes,
boca a razón e blancos dientes;
labros bermejos non muy delgados,
por verdat bien mesurados;
por la centura delgada,
bien estant e mesurada;
el manto e su brial
de xamet era que non d'ál;
un sombrero tien' en la tiesta,
que nol'firiese mal la siesta;
unas luvas tien'en la mano,
sabet non ie las dió villano.
De las flores viene tomando,
en alta voz d'amor cantando.
E decia: «¡Ay, meu amigo,
si me veré yamás contigo!
¡Amet' sempre e amaré
cuanto que viva seré!
Porque eres escolar,
quisquiere te debrÃa más amar.
Nunca odà de homne decir
que tanta bona maneras hobo en sÃ.
Más amarÃa contigo estar,
que toda Espana mandar.
Más d'una cosa só cuitada;
he miedo de seder enganada;
que dizen que otra dona,
cortesa e bela e bona,
te quiere tan gran ben,
por ti pierde su sen;
e por eso hé pavor
que a ésa quieras mejor.
Mas s'yo te vies' una vegada,
¡a plan me queries por amada!»
Cuant la mia senor esto dizÃa,
sabet, a mà non vidÃa;
pero sé que no me conocÃa,
que de mà non foirÃa.
Yo non fiz aquà como villano,
levem' e pris' la por la mano;
juñiemos amos en par
e posamos so ell olivar.
Dix' le yo : «Dezit, la mia senor,
¿si supiestes nunca d'amor?»
Diz ella: «A plan, con grant amor ando,
mas non conozco mi amado;
pero dizem' un su mesajero
que es clérigo e non caballero,
sabe muito de trovar
de leyer e de cantar;
dizem' que es de buenas yentes,
mancebo barbapuñientes».
«Por Dios, que digades, la mia senor,
¿que donas tenedes por la su amor?»
«Estas luvas y est' capiello,
est'oral y est'aniello
envió a mà es' meu amigo,
que por la su amor trayo conmigo.»
Yo coñocà luego las alfayas,
que yo ie las habia enviadas;
ela coñoció una mi cinta man a mano,
qu'ela la fiziera con la su mano.
Toliós' el manto de los hombros;
besóme la boca e por los ojos;
tan gran sabor de mà habÃa,
sol' fablar non me podÃa.
«¡Dios senor, a ti loado
cuant conozco meu amado!
¡Agora e tod' bien comigo
cuan conozco meo amigo!»
Una grant pieça allà estando,
de nuestro amor ementando,
elam' dixo : «El mio senor, horam' serÃa de tornar,
si a vos non fuese en pesar».
Yol' dix' : «It, la mia senor, pues que ir queredes,
mas de mi amor pensat, fe que debedes».
Elam' dixo: «Bien seguro seit de mi amor,
no vos camiaré por un emperador».
La mia senor se va privado,
dexa a mi desconortado.
Queque la vi fuera del huerto,
por poco non fui muerto.
Por verdat quisieram' adormir,
mas una palomela vi;
tan blanca era como la nieu del puerto,
volando viene por medio del huerto,
un cascabiello dorado
trai al pie atado.
En la fuent quiso entrar
mas cuando a mà vido estar,
entrós' en el vaso del malgranar.
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Qui triste tiene su coraçón
venga oÃr esta razón.
Odrá razón acabada,
feita d'amor e bien rimada.
Un escolar la rimó
que siempre dueñas amó;
mas siempre ovo criança
en Alemania y en Francia;
moró mucho en LombardÃa
pora aprender cortesÃa.
En el mes d'abril, después yantar,
estaba só un olivar.
Entre cimas d'un mançanar
un vaso de plata vi estar;
pleno era d'un claro vino,
que era bermejo e fino;
cubierto era a tal mesura
no lo tocás' la calentura.
Una duena lo à heba puesto,
que era senora del huerto,
que cuan su amigo viniese,
d'aquel vino a beber le diesse.
Qui de tal vino hobiesse
en la mana cuan comiesse;
e d'ello oviesse cada dÃa
nuncas más enfermarÃa.
Arriba del mançanar
otro vaso vi estar;
pleno era d'un agua frida
que en el mançanar se nacÃa.
Bebiera d'ela de grado,
mas hobi miedo que era encantado.
Sobre un prado pus' mi tiesta
que nom' fiziese mal la siesta;
partà de mà las vistiduras
que nom' fiziese mal la calentura.
Pleguem' a una fuente perenal,
nunca fue homne que vies tall;
tan grant virtud en sà habÃa,
que de la fridor que d'Ã ixÃa,
cient pasadas aderredor
non sintriades la calor.
Todas yerbas que bien olien
la fuent cerca sà las tenie:
y es la salvia, y son as rosas,
y el lirio e las violas;
otras tantas yerbas à habÃa,
que sol' nombrar no las sabrÃa:
mas ell olor que d'Ã ixÃa
a homne muerto ressucitarÃa.
Pris' del agua un bocado
e fui todo esfriado.
En mi mano pris' una flor,
Sabet, non toda la peyor;
e quis' cantar de fin amor.
Mas vi venir una doncella;
pues naci, non vi tan bella;
blanca era e bermeja,
cabelos cortos sobr'ell oreja,
fruente blanca e loçana,
cara fresca como mançana;
nariz egual e dreita,
nunca viestes tan bien feita,
ojos negros e ridientes,
boca a razón e blancos dientes;
labros bermejos non muy delgados,
por verdat bien mesurados;
por la centura delgada,
bien estant e mesurada;
el manto e su brial
de xamet era que non d'ál;
un sombrero tien' en la tiesta,
que nol'firiese mal la siesta;
unas luvas tien'en la mano,
sabet non ie las dió villano.
De las flores viene tomando,
en alta voz d'amor cantando.
E decia: «¡Ay, meu amigo,
si me veré yamás contigo!
¡Amet' sempre e amaré
cuanto que viva seré!
Porque eres escolar,
quisquiere te debrÃa más amar.
Nunca odà de homne decir
que tanta bona maneras hobo en sÃ.
Más amarÃa contigo estar,
que toda Espana mandar.
Más d'una cosa só cuitada;
he miedo de seder enganada;
que dizen que otra dona,
cortesa e bela e bona,
te quiere tan gran ben,
por ti pierde su sen;
e por eso hé pavor
que a ésa quieras mejor.
Mas s'yo te vies' una vegada,
¡a plan me queries por amada!»
Cuant la mia senor esto dizÃa,
sabet, a mà non vidÃa;
pero sé que no me conocÃa,
que de mà non foirÃa.
Yo non fiz aquà como villano,
levem' e pris' la por la mano;
juñiemos amos en par
e posamos so ell olivar.
Dix' le yo : «Dezit, la mia senor,
¿si supiestes nunca d'amor?»
Diz ella: «A plan, con grant amor ando,
mas non conozco mi amado;
pero dizem' un su mesajero
que es clérigo e non caballero,
sabe muito de trovar
de leyer e de cantar;
dizem' que es de buenas yentes,
mancebo barbapuñientes».
«Por Dios, que digades, la mia senor,
¿que donas tenedes por la su amor?»
«Estas luvas y est' capiello,
est'oral y est'aniello
envió a mà es' meu amigo,
que por la su amor trayo conmigo.»
Yo coñocà luego las alfayas,
que yo ie las habia enviadas;
ela coñoció una mi cinta man a mano,
qu'ela la fiziera con la su mano.
Toliós' el manto de los hombros;
besóme la boca e por los ojos;
tan gran sabor de mà habÃa,
sol' fablar non me podÃa.
«¡Dios senor, a ti loado
cuant conozco meu amado!
¡Agora e tod' bien comigo
cuan conozco meo amigo!»
Una grant pieça allà estando,
de nuestro amor ementando,
elam' dixo : «El mio senor, horam' serÃa de tornar,
si a vos non fuese en pesar».
Yol' dix' : «It, la mia senor, pues que ir queredes,
mas de mi amor pensat, fe que debedes».
Elam' dixo: «Bien seguro seit de mi amor,
no vos camiaré por un emperador».
La mia senor se va privado,
dexa a mi desconortado.
Queque la vi fuera del huerto,
por poco non fui muerto.
Por verdat quisieram' adormir,
mas una palomela vi;
tan blanca era como la nieu del puerto,
volando viene por medio del huerto,
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entrós' en el vaso del malgranar.
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