Poema de un hijo a su madre
Poema publicado el 15 de Mayo de 2013
Hoy me he sentado frente al teclado de letras de mi corazón,
Porque preciso decirte lo mucho que para mí significas,
Porque has elevado a niveles extraordinarios la palabra amor,
Porque a este hijo tuyo le diste todo el valor,
Que para andar por esta vida se necesita.
Gracias por ser siempre la luz de mis noches sombrías y oscuras,
Por ponerme bien los zapatos,
cuando yo insistía en andar descalzo,
Gracias por vestirme con las ropas de la seguridad cuando implacable la duda,
Se paseaba desnuda,
por la piel de mis fracasos.
Gracias por darme aquellos pescozones cuando yo desobediente,
No quería parar de mataperrear,
Por ayudarme a hacer mis primeras tareas,
Por enseñarme a leer bellos libros,
Gracias por inculcar en mí desde pequeño
el respeto hacia los demás,
Por mostrarme que no existe sendero para llegar a la felicidad,
Porque ser feliz, es el camino.
Gracias por ayudarme a controlar mi mal genio,
Por mostrarme que una sonrisa
es el mejor premio para un alma afligida,
Gracias por enseñarme que el techo también puede ser el cielo,
Y que los sueños, no tienen que ser una utopía.
Gracias por extenderme los brazos y acogerme en tu pecho
Cuando me he sentido cansado,
Por darme tan valiosos consejos,
Cuando la realidad caprichosa me ha intentado quebrar,
Gracias por juntar mis pedazos
y hacerme sentir un ser privilegiado,
Por tenerme siempre a tu lado, por mis heridas curar.
Gracias por darme la oportunidad de vivir en este mundo,
Por llenar mi alma con tantas cosas buenas
y mis pulmones con tanto aire,
Me has dado tanto que si volviera a nacer yo te juro,
Que henchido de orgullo, te elegiría nuevamente como mi madre
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Poema publicado el 15 de Mayo de 2013
Hoy me he sentado frente al teclado de letras de mi corazón,
Porque preciso decirte lo mucho que para mí significas,
Porque has elevado a niveles extraordinarios la palabra amor,
Porque a este hijo tuyo le diste todo el valor,
Que para andar por esta vida se necesita.
Gracias por ser siempre la luz de mis noches sombrías y oscuras,
Por ponerme bien los zapatos,
cuando yo insistía en andar descalzo,
Gracias por vestirme con las ropas de la seguridad cuando implacable la duda,
Se paseaba desnuda,
por la piel de mis fracasos.
Gracias por darme aquellos pescozones cuando yo desobediente,
No quería parar de mataperrear,
Por ayudarme a hacer mis primeras tareas,
Por enseñarme a leer bellos libros,
Gracias por inculcar en mí desde pequeño
el respeto hacia los demás,
Por mostrarme que no existe sendero para llegar a la felicidad,
Porque ser feliz, es el camino.
Gracias por ayudarme a controlar mi mal genio,
Por mostrarme que una sonrisa
es el mejor premio para un alma afligida,
Gracias por enseñarme que el techo también puede ser el cielo,
Y que los sueños, no tienen que ser una utopía.
Gracias por extenderme los brazos y acogerme en tu pecho
Cuando me he sentido cansado,
Por darme tan valiosos consejos,
Cuando la realidad caprichosa me ha intentado quebrar,
Gracias por juntar mis pedazos
y hacerme sentir un ser privilegiado,
Por tenerme siempre a tu lado, por mis heridas curar.
Gracias por darme la oportunidad de vivir en este mundo,
Por llenar mi alma con tantas cosas buenas
y mis pulmones con tanto aire,
Me has dado tanto que si volviera a nacer yo te juro,
Que henchido de orgullo, te elegiría nuevamente como mi madre
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