Al pueblo de villacreces.
Poema publicado el 01 de Abril de 2012
Abrió la lista de pueblos abandonados y asesinados en Tierra de Campos, Valladolid.
A la vuelta de ninguna esquina,
el olor a desolación
desgarra la piel de los pueblos
que nos vieron nacer.
Ídolos de tierra firme, pies de olvido
y cabeza de resignación.
Dicen... los que vieron venir esta agonía
una noche loca de libertad secuestrada y violada,
cómo un comando de ilustres y prestigiosos piratas,
provocaban esta sequía que nos cala hasta los huesos,
retornando impunemente a sus palacios.
Llegaron con la credencial de servidores del pueblo,
salidos de las urnas,
y el rastro que dejaron en su huída,
no lo siguieron ni los perros, ni los lobos mesetarios.
La gente que habita esta patria de la nada,
tiene repleto de miedo sus graneros.
Entre el asesinato de ayer, y el abandono que ya viene de camino,
la oración, la sumisión y la siesta, aceleran su llegada.
Esta voz,
que ya presnta arrugas cuando habla.
Esta voz,
que aviva sin parar todo tipo de revoluciones, en defensa propia y ajena.
Esta voz,
ni derrotada, ni vencida,
ha levantado el vuelo y permanecerá con una hoz y un martillo,
sobre las cabezas de quienes idearon y entronizaron, para esta tierra,
la liturgia de la santa y a la vez puta,
Vírgen de la Despoblación.
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Poema publicado el 01 de Abril de 2012
Abrió la lista de pueblos abandonados y asesinados en Tierra de Campos, Valladolid.
A la vuelta de ninguna esquina,
el olor a desolación
desgarra la piel de los pueblos
que nos vieron nacer.
Ídolos de tierra firme, pies de olvido
y cabeza de resignación.
Dicen... los que vieron venir esta agonía
una noche loca de libertad secuestrada y violada,
cómo un comando de ilustres y prestigiosos piratas,
provocaban esta sequía que nos cala hasta los huesos,
retornando impunemente a sus palacios.
Llegaron con la credencial de servidores del pueblo,
salidos de las urnas,
y el rastro que dejaron en su huída,
no lo siguieron ni los perros, ni los lobos mesetarios.
La gente que habita esta patria de la nada,
tiene repleto de miedo sus graneros.
Entre el asesinato de ayer, y el abandono que ya viene de camino,
la oración, la sumisión y la siesta, aceleran su llegada.
Esta voz,
que ya presnta arrugas cuando habla.
Esta voz,
que aviva sin parar todo tipo de revoluciones, en defensa propia y ajena.
Esta voz,
ni derrotada, ni vencida,
ha levantado el vuelo y permanecerá con una hoz y un martillo,
sobre las cabezas de quienes idearon y entronizaron, para esta tierra,
la liturgia de la santa y a la vez puta,
Vírgen de la Despoblación.
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