Culto al can.
Poema publicado el 07 de Mayo de 2012
Camíno sobre una de esas innumerables aceras-desfiladero
que aún surcan y abundan
en el barrio de las Delicias, de Valladolid.
Me precede,
una señora de considerable edad,
empujando lentamente un carro de bebé, con su mano izquierda,
al mismo tiempo que su mano derecha
ha entablado un tira y afloja
con un perro menudo, pulcro, y lanudo.
Ante la imposibilidad,
por el exceso de tráfico peatonal reinante
de realizar un adelantamiento,
fui testigo mudo de un encuentro ocasional,
y del comentario fugaz entre dos vecinas.
-Pero Toñi, ¿desde cuando tienes perro?.
¡¡¡ Qué monada de animal, y qué bien cuidado le tienes !!!
-Es de mi hija,
contesta la señora del carro del bebé,
desde que trabaja, me deja a su pequeña y a su perro,
y ya vés,
voy de paseo con ambos, todos los días,
hasta que a las tres de la tarde
viene a recogerlos.
Los halagos, las caricias, y las atenciones hacia el can,
son correspondidos con interminables y numerosos movimientos
de su menudo, lanudo y enérgico rabo.
A su lado,
el bebé duerme placenteramente,
entre sábanas y algodones de prostitutas indiferencia.
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Poema publicado el 07 de Mayo de 2012
Camíno sobre una de esas innumerables aceras-desfiladero
que aún surcan y abundan
en el barrio de las Delicias, de Valladolid.
Me precede,
una señora de considerable edad,
empujando lentamente un carro de bebé, con su mano izquierda,
al mismo tiempo que su mano derecha
ha entablado un tira y afloja
con un perro menudo, pulcro, y lanudo.
Ante la imposibilidad,
por el exceso de tráfico peatonal reinante
de realizar un adelantamiento,
fui testigo mudo de un encuentro ocasional,
y del comentario fugaz entre dos vecinas.
-Pero Toñi, ¿desde cuando tienes perro?.
¡¡¡ Qué monada de animal, y qué bien cuidado le tienes !!!
-Es de mi hija,
contesta la señora del carro del bebé,
desde que trabaja, me deja a su pequeña y a su perro,
y ya vés,
voy de paseo con ambos, todos los días,
hasta que a las tres de la tarde
viene a recogerlos.
Los halagos, las caricias, y las atenciones hacia el can,
son correspondidos con interminables y numerosos movimientos
de su menudo, lanudo y enérgico rabo.
A su lado,
el bebé duerme placenteramente,
entre sábanas y algodones de prostitutas indiferencia.
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