El bulevar del más allá.
Poema publicado el 09 de Mayo de 2012
Estación de autobuses de Valladolid.
Día ocho mil de la era primaveral,
según el calendario boreal terrestre.
Hago cola en las taquillas de los viajeros inquietos.
-Quiero un billete para el más allá.
-Son cien iberias. Dársena roja. Coche azul.
Sale a los cien impulsos en punto.
Estoy interesado en visitar el más allá,
concretamente el pabellón de los "Personajes Históricos".
Al cabo de tres tránsitos siderales
me encuentro frente a frente del citado pabellón.
La afluencia de público es numerosa
y el espectáculo es impresionante.
Sobre unas pantallas de cinco dimensiones envolventes,
se exponen con todo lujo de detalles
las cabezas de todos los hombres importantes del planeta.
Según un texto que acompaña a cada cabeza, leo:
El resto de sus cuerpos, ha servido de alimento
a todas las alimañas que sobrevuelan el bulevar del más allá.
Pulso la palabra: JESUCRISTO,
y aparece su cabeza, momentos antes de ser asesinado,
con un texto que leo en voz baja:
Tipo adelantado a su época.
Mujeriego, pendenciero y aventurero.
De familia desestructurada y desconocida.
Platicaba en calles y plazas,
que era dios y hombre, a partes iguales.
Amigo de cenáculos y orgías varias.
Murió acompañado por dos delicuentes
del tres al cuarto,
después de un juicio justo,
según las leyes del imperio romano.
Poco antes de la cena,
ya me encontraba de regreso a mi casa
del barrio de las Delicias, de Valladolid,
en compañía de los míos.
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Poema publicado el 09 de Mayo de 2012
Estación de autobuses de Valladolid.
Día ocho mil de la era primaveral,
según el calendario boreal terrestre.
Hago cola en las taquillas de los viajeros inquietos.
-Quiero un billete para el más allá.
-Son cien iberias. Dársena roja. Coche azul.
Sale a los cien impulsos en punto.
Estoy interesado en visitar el más allá,
concretamente el pabellón de los "Personajes Históricos".
Al cabo de tres tránsitos siderales
me encuentro frente a frente del citado pabellón.
La afluencia de público es numerosa
y el espectáculo es impresionante.
Sobre unas pantallas de cinco dimensiones envolventes,
se exponen con todo lujo de detalles
las cabezas de todos los hombres importantes del planeta.
Según un texto que acompaña a cada cabeza, leo:
El resto de sus cuerpos, ha servido de alimento
a todas las alimañas que sobrevuelan el bulevar del más allá.
Pulso la palabra: JESUCRISTO,
y aparece su cabeza, momentos antes de ser asesinado,
con un texto que leo en voz baja:
Tipo adelantado a su época.
Mujeriego, pendenciero y aventurero.
De familia desestructurada y desconocida.
Platicaba en calles y plazas,
que era dios y hombre, a partes iguales.
Amigo de cenáculos y orgías varias.
Murió acompañado por dos delicuentes
del tres al cuarto,
después de un juicio justo,
según las leyes del imperio romano.
Poco antes de la cena,
ya me encontraba de regreso a mi casa
del barrio de las Delicias, de Valladolid,
en compañía de los míos.
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