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Altazor - Poemas de Vicente Huidobro



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Altazor
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

              Prefacio

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio,      bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil               
sentimental. Lanzaba suspiros de acróbata.
Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche.               
Amo la noche, sombrero de todos los días.
La noche, la noche del día, del día al día siguiente.               
Mi madre hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer. Tenía
cabellos color de bandera y ojos llenos      de navíos lejanos.
Una tarde cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos golondrinas». He aquí
la muerte que se acerca como la tierra al      globo que cae.
Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcos iris.               
Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.               
El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuera dromedario
no tendría sed. ¿Qué hora es?» Bebió      las gotas de rocío de mis cabellos, me lanzó
tres miradas y media y se alejó      diciendo: «Adiós», con su pañuelo soberbio. Hacia las dos, aquel día, encontré un      precioso aeroplano, lleno de escamas y
caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde      guarecerse de la lluvia.
Allá lejos, todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto, comenzaron
a desprenderse, uno a uno, arrastrando      como pabellón jirones de aurora
incontestable.               
Junto con marcharse los últimos, la aurora desapareció tras algunas olas
desmesuradamente infladas.               
Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el vacío,
hermoso como un ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano».               
Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán siempre
pegadas a él, como los sellos en las      tarjetas postales.
Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días uno a uno; los
días que tienen un oriente legítimo o      reconstituido, pero indiscutible.
Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano.               
Después bebí un poco de coñac (a causa de la hidrografía).
Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas,               
y los dientes de la boca, para violar las      groserías que nos vienen a la boca.
«Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender
a hablar... a ella, ella, la bella      nadadora, desviada para siempre de su rol
acuático y puramente acariciador».               
Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la
muerte y del sepulcro abierto.               
Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta
con todos sus imanes. Y esto te lo digo a      ti, a ti que cuando sonríes haces pensar
en el comienzo del mundo.               
Mi paracaídas se enredó con una estrella apagada que seguía su órbita
concienzudamente, como si ignorara la      inutilidad de sus esfuerzos.
Y aprovechando este reposo bien ganado, comencé a llenar con profundos
pensamientos las casillas de mi tablero:               
«Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas partes,
iluminando sus consumaciones con      estremecimientos de placer o de agonía».
«Se debe escribir en una lengua que no sea materna».               
«Los cuatro puntos cardinales son tres; el sur y el norte».
«Un poema es una cosa que será».               
«Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser».
«Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser».               
«Huye del sublime externo si no quieres morir aplastado por el viento».               
«Si yo, no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco».               
Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha me lanzo a la atmósfera
del último suspiro.               
Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños, ruedo entre las nubes de la
muerte.               
Encuentro a la Virgen sentada en una rosa, y me dice:
«Mira mis manos: son transparentes como las bombillas eléctricas. ¿Ves los
filamentos de donde corre la sangre      de mi luz intacta?»
«Mira mi aureola. Tiene algunas saltaduras, lo que prueba mi ancianidad».               
«Soy la Virgen, la Virgen sin mancha de tinta humana, la única que no lo sea a
medias, y soy la capitana de      las otras once mil que estaban en verdad
demasiado restauradas».               
«Hablo una lengua que llena los corazones según la ley de las nubes comunicantes».      «Digo siempre adiós, y me quedo».
«Ámame, hijo mío, pues adoro tu poesía y te enseñaré proezas aéreas».               
«Tengo tanta necesidad de ternura, besa mis cabellos, los he lavado esta mañana en
las nubes del alba y ahora quiero      dormirme sobre el colchón de la neblina
intermitente».               
«Mis miradas son un alambre en el horizonte para el descanso de las golondrinas.      «Ámame».
Me puse de rodillas en el espacio circular y la Virgen se elevó y vino a sentarse en mi
paracaídas.               
Me dormí y recité entonces mis más hermosos poemas.
Las llamas de mi poesía secaron los cabellos de la Virgen, que me dijo gracias y se
alejó, sentada sobre su rosa      blanca.
Y heme aquí, solo, como el pequeño huérfano de los naufragios anónimos.               
Ah, qué hermoso... qué hermoso.
Veo las montañas, los ríos, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los caracoles.      Veo la noche y el día y el eje en que se juntan.
Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta, sin caballo que coma alpiste, ni caliente su
garganta con claro de luna,      sino con mi pequeño paracaídas como un quitasol
sobre los planetas.               
De cada gota del sudor de mi frente hice nacer astros, que os dejo la tarea de bautizar
como a botellas de vino.               
Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta.
La montaña es el suspiro de Dios, ascendiendo en termómetro hinchado hasta tocar
los pies de la amada.               
Aquel que todo lo ha visto, que conoce todos los secretos sin ser Walt Whitman,
pues jamás he tenido una      barba blanca como las bellas enfermeras y los
arroyos helados.               
Aquel que oye durante la noche los martillos de los monederos falsos, que son
solamente astrónomos      activos.
Aquel que bebe el vaso caliente de la sabiduría después del diluvio obedeciendo a las
pajamas y que conoce la ruta      de la fatiga, la estela hirviente que dejan los
barcos.               
Aquel que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas estaciones olvidadas.               
Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches extraviadas y de los
ponientes amaestrados hacia      los polos únicos.
Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo.               
El día se levanta en su corazón y él baja los párpados para hacer la noche del reposo
agrícola.               
Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera como la luz y la cosecha de
esas flacas espigas de la      lluvia satisfecha.
Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas cuando las estrellas duermen
después de una noche de      trabajo continuo.
El hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.               
Sé triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los desiertos      sin
mirajes.               
Hasta la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del destierro.               
Sé triste, pues ella te espera en un rincón de este año que pasa.               
Está quizá al extremo de tu canción próxima y será bella como la cascada en libertad
y rica como la línea      ecuatorial.
Sé triste, más triste que la rosa, la bella jaula de nuestras miradas y de las abejas      sin
experiencia.               
La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
Vamos cayendo, cayendo de nuestro cenit a nuestro nadir, y dejamos el aire
manchado de sangre para que se      envenenen los que vengan mañana a
respirarlo.               
Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque ése es tu
destino, tu miserable destino. Y      mientras de más alto caigas, más alto será el
rebote, más larga tu duración en      la memoria de la piedra.
Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y vamos
cayendo.               
Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte,
despeñada entre los astros de la      muerte.
¿Habéis oído? Ése es el ruido siniestro de los pechos cerrados.               
Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado afuera. Puedes abrir con un suspiro
la puerta que haya cerrado el      huracán.
Hombre, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el vértigo.               
Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.               
Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas
maravilloso como el      relámpago que quisiera cegar al creador.
¿Qué esperas?
Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír.               
Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga
interminable.               

              


* * * * *
              
              Canto I

Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?               
¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa
Con la espada en la mano?               
¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios?               
¿Por qué un día de repente sentiste el terror de ser?
Y esa voz que te gritó vives y no te ves vivir               
¿Quién hizo converger tus pensamientos al cruce de todos los vientos del dolor?               
Se rompió el diamante de tus sueños en un mar de estupor
Estás perdido Altazor               
Solo en medio del universo
Solo como una nota que florece en las alturas del vacío               
No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza
¿En dónde estás Altazor?               

La nebulosa de la angustia pasa como un río
Y me arrastra según la ley de las atracciones               
La nebulosa en olores solidificada huye su propia soledad
Siento un telescopio que me apunta como un revólver               
La cola de un cometa me azota el rostro y pasa relleno de eternidad               
Buscando infatigable un lago quieto en donde refrescar su tarea ineludible               
Altazor morirás Se secará tu voz y será invisible
La tierra seguirá girando sobre su órbita precisa               
Temerosa de un traspiés como el equilibrista sobre el alambre que ata
      las miradas del pavor
En vano buscas ojo enloquecido
No hay puerta de salida y el viento desplaza los planetas               
Piensas que no importa caer eternamente si se logra escapar
¿No ves que vas cayendo ya?               
Limpia tu cabeza de prejuicio y moral
Y si queriendo alzarte nada has alcanzado               
Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra
Sin miedo al enigma de ti mismo               
Acaso encuentres una luz sin noche
Perdida en las grietas de los precipicios               

Cae
Cae eternamente               
Cae al fondo del infinito
Cae al fondo del tiempo
Cae al fondo de ti mismo               
Cae lo más bajo que se pueda caer
Cae sin vértigo
A través de todos los espacios y todas las edades               
A través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios               
Cae y quema al pasar los astros y los mares
Quema los ojos que te miran y los corazones que te aguardan               
Quema el viento con tu voz
El viento que se enreda en tu voz
Y la noche que tiene frío en su gruta de huesos               

Cae en infancia
Cae en vejez
Cae en lágrima
Cae en risas               
Cae en música sobre el universo
Cae de tu cabeza a tus pies
Cae de tus pies a tu cabeza               
Cae del mar a la fuente
Cae al último abismo del silencio
Como el barco que se hunde apagando sus luces               

Todo se acabó
El mar antropófago golpea la puerta de las rocas despiadadas               
Los perros ladran a las horas que se mueren
Y el cielo escucha el paso de las estrellas que se alejan               
Estás solo
Y vas a la muerte derecho como un iceberg que se desprende del polo               
Cae la noche buscando su corazón en el océano
La mirada se agranda como los torrentes               
Y en tanto que las olas se dan vuelta
La luna niño de luz se escapa de alta mar               
Mira este cielo lleno
Más rico que los arroyos de las minas
Cielo lleno de estrellas que esperan el bautismo               
Todas esas estrellas salpicaduras de un astro de piedra lanzado en las aguas eternas               
No saben lo que quieren ni si hay redes ocultas más allá
Ni qué mano lleva las riendas               
Ni qué pecho sopla el viento sobre ellas
Ni saben si no hay mano y no hay pecho               
Las montañas de pesca
Tienen la altura de mis deseos
Y yo arrojo fuera de la noche mis últimas angustias               
Que los pájaros cantando dispersan por el mundo

Reparad el motor del alba               
En tanto me siento al borde de mis ojos
Para asistir a la entrada de las imágenes               

Soy yo Altazor
Altazor
Encerrado en la jaula de su destino               
En vano me aferro a los barrotes de la evasión posible
Una flor cierra el camino               
Y se levantan como la estatua de las llamas
La evasión imposible               
Más débil marcho con mis ansias
Que un ejército sin luz en medio de emboscadas               
Abrí los ojos en el siglo
En que moría el cristianismo
Retorcido en su cruz agonizante               
Ya va a dar el último suspiro
¿Y mañana qué pondremos en el sitio vacío?               
Pondremos un alba o un crepúsculo
¿Y hay que poner algo acaso?               
La corona de espinas
Chorreando sus últimas estrellas se marchita               
Morirá el cristianismo que no ha resuelto ningún problema
Que sólo ha enseñado plegarias muertas               
Muere después de dos mil años de existencia
Un cañoneo enorme pone punto final a la era cristiana               
El Cristo quiere morir acompañado de millones de almas
Hundirse con sus templos               
Y atravesar la muerte con un cortejo inmenso
Mil aeroplanos saludan la nueva era               
Ellos son los oráculos y las banderas

Hace seis meses solamente               
Dejé la ecuatorial recién cortada
En la tumba guerrera del esclavo paciente               
Corona de piedad sobre la estupidez humana
Soy yo que estoy hablando en este año de 1919               
Es el invierno
Ya la Europa enterró todos sus muertos
Y un millar de lágrimas hacen una sola cruz de nieve               
Mirad esas estepas que sacuden las manos
Millones de obreros han comprendido al fin               
Y levantan al cielo sus banderas de aurora
Venid venid os esperamos porque sos la esperanza               
La única esperanza
La última esperanza

Soy yo Altazor el doble de mí mismo               
El que se mira obrar y se ríe del otro frente a frente
El que cayó de las alturas de su estrella               
Y viajó veinticinco años
Colgado al paracaídas de sus propios prejuicios               
Soy yo Altazor el del ansia infinita
Del hambre eterno y descorazonado               
Carne labrada por arados de angustia
¿Cómo podré dormir mientras haya adentro tierras desconocidas?               
Problemas
Misterios que se cuelgan a mi pecho
Estoy solo
La distancia que va de cuerpo a cuerpo               
Es tan grande como la que hay de alma a alma
Solo
Solo               
      Solo
Estoy solo parado en la punta del año que agoniza
El universo se rompe en olas a mis pies               
Los planetas giran en torno a mi cabeza
Y me despeinan al pasar con el viento que desplazan               
Sin dar un respuesta que llene los abismos
Ni sentir este anhelo fabuloso que busca en la fauna del cielo               
Un ser materno donde se duerma el corazón
Un lecho a la sombra del torbellino de enigmas               
Una mano que acaricie los latidos de la fiebre
Dios diluido en la nada y el todo               
Dios todo y nada
Dios en las palabras y en los gestos
Dios mental               
Dios aliento
Dios joven Dios viejo
Dios pútrido
      lejano y cerca
Dios amasado a mi congoja
Sigamos cultivando en el cerebro las tierras del error               
Sigamos cultivando las tierras veraces en el pecho
Sigamos
Siempre igual como ayer mañana y luego y después               
No
No puede ser Cambiemos nuestra suerte
Quememos nuestra carne en los ojos del alba               
Bebamos la tímida lucidez de la muerte
La lucidez polar de la muerte               
Canta el caos al caos que tiene pecho de hombre
Llora de eco en eco por todo el universo               
Rodando con sus mitos entre alucinaciones
Angustia de vacío en alta fiebre               
Amarga conciencia del vano sacrificio
De la experiencia inútil del fracaso celeste               
Del ensayo perdido
Y aún después que el hombre haya desaparecido               
Que hasta su recuerdo se queme en la hoguera del tiempo
Quedará un gusto a dolor en la atmósfera terrestre               
Tantos siglos respirada por miserables pechos plañideros
Quedará en el espacio la sombra siniestra               
De una lágrima inmensa
Y una voz perdida aullando desolada
Nada nada nada               
No
No puede ser
Consumamos el placer
Agotemos la vida en la vida               
Muera la muerte infiltrada de rapsodias langorosas
Infiltrada de pianos tenues y banderas cambiantes como crisálidas               
Las rocas de la muerte se quejan al borde del mundo
El viento arrastra sus florescencias amargas               
Y el desconsuelo de las primaveras que no pueden nacer
Todas son trampas               
      trampas del espíritu
Transfusiones eléctricas de sueño y realidad
Oscuras lucideces de esta larga desesperación petrificada en soledad               
Vivir vivir en tinieblas
Entre cadenas de anhelos tiránicos collares de gemidos               
Y un eterno viajar en los adentros de sí mismo
Con dolor de límites constantes y vergüenza de ángel estropeado               
Burla de un dios nocturno
Rodar rodar rotas las antenas en medio del espacio               
Entre mares alados y auroras estancadas

Yo estoy aquí de pie ante vosotros               
En nombre de una idiota ley proclamadora
De la conservación de las especies               
Inmunda ley
Villana ley arraigada a los sexos ingenuos
Por esa ley primera trampa de la inconciencia               
El hombre se desgarra
Y se rompe en aullidos mortales por todos los poros de su tierra               
Yo estoy aquí de pie entre vosotros
Se me caen las ansias al vacío               
Se me caen los gritos a la nada
Se me caen al caos las blasfemias               
Perro del infinito trotando entre astros muertos
Perro lamiendo estrellas y recuerdos de estrella               
Perro lamiendo tumbas
Quiero la eternidad como una paloma en mis manos               

Todo ha de alejarse en la muerte esconderse en la muerte
Yo tú él nosotros vosotros ellos               
Ayer hoy mañana
Pasto en las fauces del insaciable olvido
Pasto para la rumia eterna del caos incansable               
Justicia ¿qué has hecho de mí Vicente Huidobro?
Se me cae el dolor de la lengua y las alas marchitas               
Se me caen los dedos muertos uno a uno
¿Qué has hecho de mi voz cargada de pájaros en el atardecer               
La voz que me dolía como sangre?
Dadme el infinito como una flor para mis manos               

Seguir
No. Basta ya
Seguir cargado de mundos de países de ciudades               
Muchedumbres aullidos
Cubierto de climas hemisferios ideas recuerdos               
Entre telarañas de sepulcros y planetas conscientes
Seguir del dolor al dolor del enigma al enigma               
Del dolor de la piedra al dolor de la planta
Porque todo es dolor               
Dolor de batalla y miedo de no ser
Lazos de dolor atan la tierra al cielo las aguas a la tierra               
Y los mundos galopan en órbitas de angustia
Pensando en la sorpresa               
La latente emboscada en todos los rincones del espacio
Me duelen los pies como ríos de piedra               
¿Qué has hecho de mis pies?
¿Qué has hecho de esta bestia universal               
De este animal errante?
Esta rata en delirio que trepa las montañas               
Sobre un himno boreal o alarido de tierra
Sucio de tierra y llanto               
      de tierra y sangre
Azotado de espinas y los ojos en cruz
La conciencia es amargura               
La inteligencia es decepción
Solo en las afueras de la vida
Se puede plantar una pequeña ilusión               

Ojos ávidos de lágrimas hirviendo
Labios ávidos de mayores lamentos               
Manos enloquecidas de palpar tinieblas
Buscando más tinieblas               
Y esta amargura que se pasea por los huesos
Y este entierro en mi memoria               
Este entierro que se alarga en mi memoria
Este largo entierro que atraviesa todos los días mi memoria               
Seguir
No
Que se rompa el andamio de los huesos
Que se derrumben las vigas del cerebro               
Y arrastre el huracán los trozos a la nada al otro lado
En donde el viento azota a Dios               
En donde aún resuene mi violín gutural
Acompañando el piano póstumo del Juicio Final               

Eres tú tú el ángel caído
La caída eterna sobre la muerte               
La caída sin fin de muerte en muerte
Embruja el universo con tu voz               
Aférrate a tu voz embrujador del mundo
Cantando como un ciego perdido en la eternidad               
Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal
La matanza continua de conceptos internos               
Y una última aventura de esperanzas celestes
Un desorden de estrellas imprudentes               
Caídas de los sortilegios sin refugio
Todo lo que se esconde y nos incita con imanes fatales               
Lo que se esconde en las frías regiones de lo invisible
O en la ardiente tempestad de nuestro cráneo               

La eternidad se vuelve sendero de flor
Para el regreso de espectros y problemas               
Para el mirage sediento de las nuevas hipótesis
Que rompen el espejo de la magia posible
              
Liberación, ¡Oh! si liberación de todo
De la propia memoria que nos posee               
De las profundas vísceras que saben lo que saben
A causa de estas heridas que nos atan al fondo               
Y nos quiebran los gritos de las alas

La magia y el ensueño liman los barrotes               
La poesía llora en la punta del alma
Y acrece la inquietud mirando nuevos muros               
Alzados de misterio en misterio
Entre minas de mixtificación que abren sus heridas               
Con el ceremonial inagotable del alba conocida
Todo en vano
Dadme la llave de los sueños cerrados               
Dadme la llave del naufragio
Dadme una certeza de raíces en horizonte quieto               
Un descubrimiento que no huya a cada paso
O dadme un bello naufragio verde               
Un milagro que ilumine el fondo de nuestros mares íntimos
Como el barco que se hunde sin apagar sus luces               
Liberado de este trágico silencio entonces
En mi propia tempestad               
Desafiaré al vacío
Sacudiré la nada con blasfemias y gritos
Hasta que caiga un rayo de castigo ansiado               
Trayendo a mis tinieblas el clima del paraíso

¿Por qué soy prisionero de esta trágica busca?               
¿Qué es lo que me llama y se esconde
Me sigue me grita por mi nombre               
Y cuando vuelvo el rostro y alargo las manos de los ojos
Me echa encima una niebla tenaz como la noche de los astros ya muertos?               
Sufro me revuelco en la angustia
Sufro desde que era nebulosa               
Y traigo desde entonces este dolor primordial en las células
Este peso en las alas               
Esta piedra en el canto
Dolor de ser isla
Angustia subterránea               
Angustia cósmica
Poliforme angustia anterior a mi vida
Y que la sigue como una marcha militar               
Y que irá más allá
Hasta el otro lado de la periferia universal               

Consciente
Inconsciente
Deforme
Sonora
Sonora como el fuego               
El fuego que me quema el carbón interno y el alcohol de los ojos
              
Soy una orquesta trágica
Un concepto trágico
Soy trágico como los versos que punzan en las sienes y no pueden salir               
Arquitectura fúnebre
Matemática fatal y sin esperanza alguna
Capas superpuestas de dolor misterioso               
Capas superpuestas de ansias mortales
Subsuelos de intuiciones fabulosas               

Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas
Siglos que se balancean en mi canto               
Que agonizan en mi voz
Porque mi voz es solo canto y sólo puede salir en canto               
La cuna de mi lengua se metió en el vacío
Anterior a los tiempos               
Y guardará eternamente el ritmo primero
El ritmo que hace nacer los mundos               
Soy la voz del hombre que resuena en los cielos
Que reniega y maldice               
Y pide cuentas de por qué y para qué

Soy todo el hombre
El hombre herido por quién sabe quién               
Por una flecha perdida del caos
Humano terreno desmesurado
Sí desmesurado y lo proclamo sin miedo               
Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada
Soy bárbaro tal vez               
Desmesurado enfermo
Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados               
No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas
Soy el ángel salvaje que cayó una mañana               
En vuestras plantaciones de preceptor
Poeta
Antipoeta
Culto               
Anticulto
Animal metafísico cargado de congojas
Animal espontáneo directo sangrando sus problemas               
Solitario como una paradoja
Paradoja fatal
Flor de contradicciones bailando un fox-trot               
Sobre el sepulcro de Dios
Sobre el bien y el mal
Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra               
Soy un temblor de tierra
Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo               

Crujen las ruedas de la tierra
Y voy andando a caballo en mi muerte               
Voy pegado a mi muerte como un pájaro al cielo
Como una fecha en el árbol que crece               
Como el nombre en la carta que envío
Voy pegado a mi muerte
Voy por la vida pegado a mi muerte               
Apoyado en el bastón de mi esqueleto

El sol nace en mi ojo derecho y se pone en mi ojo izquierdo               
En mi infancia una infancia ardiente como un alcohol
Me sentaba en los caminos de la noche               
A escuchar la elocuencia de las estrellas
Y la oratoria del árbol               
Ahora la indiferencia nieva en la tarde de mi alma
Rómpanse en espigas las estrellas               
Pártase la luna en mil espejos
Vuelva el árbol al nido de su almendra               
Sólo quiero saber por qué
Por qué
Por qué
Soy protesta y araño el infinito con mis garras               
Y grito y gimo con miserables gritos oceánicos
El eco de mi voz hacer tronar el caos               

Soy desmesurado cósmico
Las piedras las plantas las montañas               
Me saludan Las abejas las ratas
Los leones y las águilas
Los astros los crepúsculos las albas               
Los ríos y las selvas me preguntan
¿Qué tal cómo está usted?
Y mientras los astros y las olas tengan algo que decir               
Será por mi boca que hablarán a los hombres

Que Dios sea Dios               
O Satán sea Dios
O ambos sean miedo nocturna ignorancia
Lo mismo da               
Que sea la Vía Láctea
O una procesión que asciende en pos de la verdad               
Hoy me es igual
Traedme una hora que vivir
Traedme un amor pescado por la oreja               
Y echadlo aquí a morir ante mis ojos
Que yo caiga por el mundo a toda máquina               
Que yo corra por el universo a toda estrella
Que me hunda o me eleve               
Lanzado sin piedad entre planetas y catástrofes
Señor Dios si tú existes es a mí a quien lo debes               

Matad la horrible duda
Y la espantosa lucidez
Hombre con los ojos abiertos en la noche               
Hasta el fin de los siglos
Enigma asco de los instintos contagiosos               
Como las campanas de la exaltación
Pajarero de luces muertas que andan con pies de espectro               
Con los pies indulgentes del arroyo
Que se llevan las nubes y cambia de país               

En el tapiz del cielo se juega nuestra suerte
Allí donde mueren las horas               
El pesado cortejo de las horas que golpean el mundo
Se juega nuestra alma               
Y la suerte que se vuela todas las mañanas
Sobre las nubes con los ojos llenos de lágrimas               
Sangra la herida de las últimas creencias
Cuando el fusil desconsolado del humano refugio               
Descuelga los pájaros del cielo
Mírate allí animal eterno desnudo de nombre               
Junto al abrevadero de tus límites propios
Bajo el alba benigna               
Que zurce el tejido de las mareas
Mira a lo lejos viene la cadena de hombres               
Saliendo de la usina de ansias iguales
Mordidos por la misma eternidad               
Por el mismo huracán de vagabundas fascinaciones
Cada uno trae su palabra informe               
Y los pies atados a su estrella propia
Las máquinas avanzan en la noche del diamante fatal               
Avanza el desierto con sus olas sin vida
Pasan las montañas pasan los camellos               
Como la historia de las guerras antiguas
Allá va la cadena de hombres entre fuegos ilusos               
Hacia el párpado tumbal

Después de mi muerte un día
El mundo será pequeño a las gentes               
Plantarán continentes sobre los mares
Se harán islas en el cielo               
Habrá un gran puente de metal en torno de la tierra
Como los anillos construidos en Saturno               
Habrá ciudades grandes como un país
Gigantescas ciudades del porvenir               
En donde el hombre-hormiga será una cifra Un número que se mueve y sufre y baila               
(Un poco de amor a veces como un arpa que hace olvidar la vida)
Jardines de tomates y repollos               
Los parques públicos plantados de árboles frutales
No hay carne que comer el planeta es estrecho               
Y las máquinas mataron el último animal
Árboles frutales en todos los caminos               
Lo aprovechable sólo lo aprovechable
Ah la hermosa vida que preparan las fábricas               
La horrible indiferencia de los astros sonrientes
Refugio de la música               
Que huye de las manos de los últimos ciegos

Angustia angustia de lo absoluto y de la perfección               
Angustia desolada que atraviesa las órbitas perdidas
Contradictorios ritmos quiebran el corazón               
En mi cabeza cada cabello piensa otra cosa

Un hastío invade el hueco que va del alba al poniente               
Un bostezo color mundo y carne
Color espíritu avergonzado de irrealizables cosas               
Lucha entre la piel y el sentimiento de una dignidad bebida y no otorgada               
Nostalgia de ser barro y piedra o Dios
Vértigo de la nada cayendo de sombra en sombra               
Inutilidad de los esfuerzos fragilidad del sueño

Ángel expatriado de la cordura               
¿Por qué hablas Quién te pide que hables?
Revienta pesimista mas revienta en silencio               
Cómo se reirán los hombres de aquí a mil años
Hombre perro que aúllas a tu propia noche               
Delincuente de tu alma
El hombre de mañana se burlará de ti
Y de tus gritos petrificados goteando estalactitas               
¿Quién eres tú habitante de este diminuto cadáver estelar?
¿Qué son tus náuseas de infinito y tu ambición de eternidad?               
Átomo desterrado de sí mismo con puertas y ventanas de luto
¿De dónde vienes a dónde vas?               
¿Quién se preocupa de tu planeta?
Inquietud miserable
Despojo del desprecio que por ti sentiría               
Un habitante de Betelgeuse
Veintinueve millones de veces más grande que tu sol               

Hablo porque soy protesta insulto y mueca de dolor
Sólo creo en los climas de la pasión               
Sólo deben hablar los que tienen el corazón clarividente
La lengua a alta frecuencia               
Buzos de la verdad y la mentira
Cansados de pasear sus linternas en los laberintos de la nada               
En la cueva de alternos sentimientos
El dolor es lo único eterno               
Y nadie podrá reir ante el vacío
¿Qué me importa la burla del hombre-hormiga               
Ni la del habitante de otros astros más grandes?
Y yo no sé de ellos ni ellos saben de mí               
Yo sé de mi vergüenza de la vida de mi asco celular
De la mentira abyecta de todo cuanto edifican los hombres               
Los pedestales de aire de sus leyes e ideales

Dadme dadme pronto un llano de silencio               
Un llano despoblado como los ojos de los muertos

¿Robinsón por qué volviste de tu isla?               
De la isla de tus obras y tus sueños privados
La isla de ti mismo rica de tus actos               
Sin leyes ni abdicación ni compromisos
Sin control de ojo intruso               
Ni mano extraña que rompa los encantos
¿Robinsón cómo es posible que volvieras de tu isla?               

Malhaya el que mire con ojos de muerte
Malhaya el que vea el resorte que todo lo mueve               
Una borrasca dentro de la risa
Una agonía de sol adentro de la risa               
Matad al pesimista de pupila enlutada
Al que lleva un féretro en el cerebro               
Todo es nuevo cuando se mira con ojos nuevos
Oigo una voz idiota entre algas de ilusión               
Boca parasitaria aún de la esperanza

Idos lejos de aquí restos de playas moribundas               
Mas si buscáis descubrimientos
Tierras irrealizables más allá de los cielos               
Vegetante obsesión de musical congoja
Volvamos al silencio
Restos de playas fúnebres               
¿A qué buscáis el faro poniente
Vestido de su propia cabellera               
Como la reina de los circos?
Volvamos al silencio
Al silencio de las palabras que vienen del silencio               
Al silencio de las hostias donde se mueren los profetas
Con la llaga del flanco               
Cauterizada por algún relámpago

Las palabras con fiebre y vértigo interno               
Las palabras del poeta dan un mareo celeste
Dan una enfermedad de nubes               
Contagioso infinito de planetas errantes
Epidemia de rosas en la eternidad               

Abrid la boca para recibir la hostia de la palabra herida
La hostia angustiada y ardiente que me nace no se sabe dónde               
Que viene de más lejos que mi pecho
La catarata delicada de oro en libertad               
Correr de río sin destino como aerolitos al azar
Una columna se alza en la punta de la voz               
Y la noche se sienta en la columna

Yo poblaré para mil años los sueños de los hombres               
Y os daré un poema lleno de corazón
En el cual me despedazaré por todos lados               

Una lágrima caerá de unos ojos
Como algo enviado sobre la tierra               
Cuando veas como una herida profetiza
Y reconozcas la carne desgraciada               
El pájaro cegado en la catástrofe celeste
Encontrado en mi pecho solitario y sediento               
En tanto yo me alejo tras los barcos magnéticos
Vagabundo como ellos               
Y más triste que un cortejo de caballos sonámbulos

Hay palabras que tienen sombra de árbol               
Otras que tienen atmósfera de astros
Hay vocablos que tienen fuego de rayos               
Y que incendian donde caen
Otros que se congelan en la lengua y se rompen al salir               
Como esos cristales helados y fatídicos
Hay palabras con imanes que atraen los tesoros del abismo               
Otras que se descargan como vagones sobre el alma
Altazor desconfía de las palabras               
Desconfía del ardid ceremonioso
Y de la poesía
Trampas
      Trampas de luz y cascadas lujosas
Trampas de perla y de lámpara acuática               
Anda como los ciegos con sus ojos de piedra
Presintiendo el abismo a todo paso               

Mas no temas de mí que mi lenguaje es otro
No trato de hacer feliz ni desgraciado a nadie               
Ni descolgar banderas de los pechos
Ni dar anillos de planetas               
Ni hacer satélites de mármol en torno a un talismán ajeno
Quiero darte una música de espíritu               
Música mía de esta cítara plantada en mi cuerpo
Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles               
Y estalla en luminarias dentro del sueño.
Yo hablo en nombre de un astro por nadie conocido               
Hablo en una lengua mojada en mares no nacidos
Con una voz llena de eclipses y distancias               
Solemne como un combate de estrellas o galeras lejanas
Una voz que se desfonda en la noche de las rocas               
Una voz que da la vista a los ciegos atentos
Los ciegos escondidos al fondo de las casas               
Como al fondo de sí mismos

Los veleros que parten a distribuir mi alma por el mundo               
Volverán convertidos en pájaros
Una hermosa mañana alta de muchos metros               
Alta como el árbol cuyo fruto es el sol
Una mañana frágil y rompible               
A la hora en que las flores se lavan la cara
Y los últimos sueños huyen por las ventanas               

Tanta exaltación para arrastrar los cielos a la lengua
El infinito se instala en el nido del pecho               
Todo se vuelve presagio
      ángel entonces
El cerebro se torna sistro revelador
Y la hora huye despavorida por los ojos               
Los pájaros grabados en el cenit no cantan
El día se suicida arrojándose al mar               
Un barco vestido de luces se aleja tristemente
Y al fondo de las olas un pez escucha el paso dc los hombres               

Silencio la tierra va a dar a luz un árbol
La muerte se ha dormido en el cuello de un cisne               
Y cada pluma tiene un distinto temblor
Ahora que Dios se sienta sobre la tempestad               
Que pedazos de cielos caen y se enredan en la selva
Y que el tifón despeina las barbas del pirata               

Silencio la tierra va a dar a luz un árbol
Tengo cartas secretas en la caja del cráneo               
Tengo un carbón doliente en el fondo del pecho
Y conduzco mi pecho a la boca               
Y la boca a la puerta del sueño

El mundo se me entra por los ojos               
Se me entra por las manos se me entra por los pies
Me entra por la boca y se me sale               
En insectos celestes o nubes de palabras por los poros
Silencio la tierra va a dar a luz un árbol               
Mis ojos en la gruta de la hipnosis
Mastican el universo que me atraviesa como un túnel               
Un escalofrío de pájaro me sacude los hombros
Escalofrío de alas y olas interiores               
Escalas de olas y alas en la sangre
Se rompen las amarras de las venas               
Y se salta afuera de la carne
Se sale de las puertas de la tierra               
Entre palomas espantadas

Habitante de tu destino
¿Por qué quieres salir de tu destino?               
¿Por qué quieres romper los lazos de tu estrella
Y viajar solitario en los espacios               
Y caer a través de tu cuerpo de tu cenit a tu nadir?

No quiero ligaduras de astro ni de viento               
Ligaduras de luna buenas son para el mar y las mujeres
Dadme mis violines de vértigo insumiso               
Mi libertad de música escapada
No hay peligro en la noche pequeña encrucijada               
Ni enigma sobre el alma
La palabra electrizada de sangre y corazón               
Es el gran paracaídas y el pararrayos de Dios

Habitante de tu destino               
Pegado a tu camino como roca
Viene la hora del sortilegio resignado               
Abre la mano de tu espíritu
El magnético dedo
En donde el anillo de la serenidad adolescente               
Se posará cantando como el canario pródigo
Largos años ausente               
Silencio
      Se oye el pulso del mundo como nunca pálido
La tierra acaba de alumbrar un árbol               

              


* * * * *
              
              Canto II

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos               
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa               
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Al irte dejas una estrella en tu sitio               
Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado               
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro               

¿Qué combate se libra en el espacio?
Esas lanzas de luz entre planetas               
Reflejo de armaduras despiadadas
¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?               
En dónde estás triste noctámbula
Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños               

Heme aquí perdido entre mares desiertos
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la noche               
Heme aquí en una torre de frío
Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos               
Del recuerdo de tus complacencias y de tu cabellera
Luminosa y desatada como los ríos de montaña               
¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos?
Te pregunto otra vez               

El arco de tus cejas tendido para las armas de los ojos
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo               
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas               
Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto
La hierba sobreviviente atada a la aventura               
Aventura de luz y sangre de horizonte
Sin más abrigo que una flor que se apaga               
Si hay un poco de viento

Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil               
Se pierde el mundo bajo tu andar visible
Pues todo es artificio cuando tú te presentas               
Con tu luz peligrosa
Inocente armonía sin fatiga ni olvido
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro               
Construido de miedo altivo y de silencio
Haces dudar al tiempo               
Y al cielo con instintos de infinito
Lejos de ti todo es mortal               
Lanzas la agonía por la tierra humillada de noches
Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad               

He aquí tu estrella que pasa
Con tu respiración de fatigas lejanas               
Con tus gestos y tu modo de andar
Con el espacio magnetizado que te saluda               
Que nos separa con leguas de noche

Sin embargo te advierto que estamos cosidos               
A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida               
De uno a otro
Por la misma sombra gigante agitada como árbol
Seamos ese pedazo de cielo               
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa
La aventura del planeta que estalla en pétalos de sueño               

En vano tratarías de evadirte de mi voz
Y de saltar los muros de mis alabanzas               
Estamos cosidos por la misma estrella
Estás atada al ruiseñor de las lunas               
Que tiene un ritual sagrado en la garganta
Qué me importan los signos de la noche               
Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi pecho
Qué me importa el enigma luminoso               
Los emblemas que alumbran el azar
Y esas islas que viajan por el caos sin destino a mis ojos               
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío
Qué me importa el nombre de la nada               
El nombre del desierto infinito
O de la voluntad o del azar que representan               
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de oasis
O banderas de presagio y de muerte               

Tengo una atmósfera propia en tu aliento
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus constelaciones íntimas               
Con su propio lenguaje de semilla
Tu frente luminosa como un anillo de Dios               
Más firme que todo en la flora del cielo
Sin torbellinos de universo que se encabrita               
Como un caballo a causa de su sombra en el aire

Te pregunto otra vez               
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?

Tengo en voz tuya para toda defensa               
Esa voz que sale de ti en latidos de corazón
Esa voz en que cae la eternidad               
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?               
Un cometa sin manto muriéndose de frío

Te hallé como una lágrima en un libro olvidado               
Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho
Tu nombre hecho del ruido de palomas que se vuelan               
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas
De un Dios encontrado en alguna parte               
Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú
El pájaro de antaño en la clave del poeta               

Sueño en un sueño sumergido
La cabellera que se ata hace el día               
La cabellera al desatarse hace la noche
La vida se contempla en el olvido               
Sólo viven tus ojos en el mundo
El único sistema planetario sin fatiga               
Serena piel anclada en las alturas
Ajena a toda red y estratagema               
En su fuerza de luz ensimismada
Detrás de ti la vida siente miedo               
Porque eres la profundidad de toda cosa
El mundo deviene majestuoso cuando pasas               
Se oyen caer lágrimas del cielo
Y borras en el alma adormecida               
La amargura de ser vivo
Se hace liviano el orbe en las espaldas               

Mi alegría es oir el ruido del viento en tus cabellos
(Reconozco ese ruido desde lejos)               
Cuando las barcas zozobran y el río arrastra troncos de árbol
Eres una lámpara de carne en la tormenta               
Con los cabellos a todo viento
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores sueños               
Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del mundo

Como la mano de una princesa soñolienta               
Con tus ojos que evocan un piano de olores
Una bebida de paroxismos               
Una flor que está dejando de perfumar
Tus ojos hipnotizan la soledad               
Como la rueda que sigue girando después de una catástrofe
Mi alegría es mirarte cuando escuchas               
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del agua
Y te quedas suspensa largo rato               
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar
Nada tiene entonces semejante emoción               
Ni un mástil pidiendo viento
Ni un aeroplano ciego palpando el infinito               
Ni la paloma demacrada dormida sobre un lamento
Ni el arco iris con las alas selladas               
Más bello que la parábola de un verso
La parábola tendida en puente nocturno de alma a alma               

Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
Con la cabeza levantada               
Y todo el cabello al viento
Eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña               
Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar               
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento
Eres el ruido del mar en verano               
Eres el ruido de una calle populosa llena de admiración

Mi gloria está en tus ojos               
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada               
Bajo el silencio estético de inmóviles pestañas
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos               
Y un viento de océano ondula tus pupilas

Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia               
A esa voz que busca un astro muerto que volver a la vida
Tu voz hace un imperio en el espacio               
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire               
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo en la eternidad               
Y ese pie que es la fiesta de los caminos encadenados
Y esos párpados donde vienen a vararse las centellas del éter               
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida               
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos               

Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida               
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?

              


* * * * *               

              Canto III               

Romper las ligaduras de las venas               
Los lazos de la respiración y las cadenas

De los ojos senderos de horizontes               
Flor proyectada en cielos uniformes

El alma pavimentada de recuerdos               
Como estrellas talladas por el viento

El mar es un tejado de botellas               
Que en la memoria del marino sueña

Cielo es aquella larga cabellera intacta               
Tejida entre manos de aeronauta

Y el avión trae un lenguaje diferente               
Para la boca de los cielos de siempre

Cadenas de miradas nos atan a la tierra               
Romped romped tantas cadenas

Vuela el primer hombre a iluminar el día               
El espacio se quiebra en una herida

Y devuelve la bala al asesino               
Eternamente atado al infinito

Cortad todas las amarras
De río mar o de montaña               

De espíritu y recuerdo
De ley agonizante y sueño enfermo
              
Es el mundo que torna y sigue y gira
Es una última pupila
              
Mañana el campo
Seguirá los galopes del caballo

La flor se comerá a la abeja               
Porque el hangar será colmena

El arco-iris se hará pájaro               
Y volará a su nido contando

Los cuervos se harán planetas               
Y tendrán plumas de hierba

Hojas serán las plumas entibiadas               
Que caerán de sus gargantas

Las miradas serán ríos
Y los ríos heridas en las piernas del vacío               

Conducirá el rebaño a su pastor
Para que duerma el día cansado como avión               

Y el árbol se posará sobre la tórtola
Mientras las nubes se hacen roca               

Porque todo es como es en cada ojo
Dinastía astrológica y efímera               
Cayendo de universo en universo

Manicura de la lengua es el poeta               
No el mago que apaga y enciende
Palabras estelares y cerezas de adioses vagabundos               
Muy lejos de las manos de la tierra
Y todo lo que dice es por él inventado               
Cosas que pasan fuera del mundo cotidiano
Matemos al poeta que nos tiene saturados               

Poesía aún y poesía poesía
Poética poesía poesía
Poesía poética de poético poeta               
Poesía
Demasiada poesía
Desde el arco iris hasta el culo pianista de la vecina               
Basta señora poesía bambina
Y todavía tiene barrotes en los ojos               
El juego es juego y no plegaria infatigable
Sonrisa o risa y no lamparillas de pupila               
Que ruedan de la aflicción hasta el océano
Sonrisa y habladurías de estrella tejedora               
Sonrisas del cerebro que evoca estrellas muertas
En la mesa mediúmnica de sus irradiaciones               

Basta señora arpa de las bellas imágenes
De los furtivos comos iluminados               
Otra cosa otra cosa buscamos
Sabemos posar un beso como una mirada               
Plantar miradas como árboles
Enjaular árboles como pájaros
Regar pájaros como heliotropos               
Tocar un heliotropo como una música
Vaciar una música como un saco               
Degollar un saco como un pingüino
Cultivar pingüinos como viñedos               
Ordeñar un viñedo como una vaca
Desarbolar vacas como veleros               
Peinar un velero como un cometa
Desembarcar cometas como turistas               
Embrujar turistas como serpientes
Cosechar serpientes como almendras               
Desnudar una almendra como un atleta
Leñar atletas como cipreses               
Iluminar cipreses como faroles
Anidar faroles como alondras
Exhalar alondras como suspiros               
Bordar suspiros como sedas
Derramar sedas coma ríos
Tremolar un río como una bandera               
Desplumar una bandera como un gallo
Apagar un gallo como un incendio               
Bogar en incendios como en mares
Segar mares como trigales
Repicar trigales como campanas               
Desangrar campanas como corderos
Dibujar corderos como sonrisas               
Embotellar sonrisas como licores
Engastar licores como alhajas               
Electrizar alhajas como crepúsculos
Tripular crepúsculos como navíos               
Descalzar un navío como un rey
Colgar reyes como auroras
Crucificar auroras como profetas               
Etc. etc. etc.
Basta señor violín hundido en una ola ola
Cotidiana ola de religión miseria               
De sueño en sueño posesión de pedrerías

Después del corazón comiendo rosas               
Y de las noches del rubí perfecto
El nuevo atleta salta sobre la pista mágica               
Jugando con magnéticas palabras
Caldeadas como la tierra cuando va a salir un volcán               
Lanzando sortilegios de sus frases pájaro

Agoniza el último poeta               
Tañen las campanas de los continentes
Muere la luna con su noche a cuestas               
El sol se saca del bolsillo el día
Abre los ojos el nuevo paisaje solemne               
Y pasa desde la tierra a las constelaciones
El entierro de la poesía               

Todas las lenguas están muertas
Muertas en manos del vecino trágico               
Hay que resucitar las lenguas
Con sonoras risas
Con vagones de carcajadas               
Con cortacircuitos en las frases
Y cataclismo en la gramática               
Levántate y anda
Estira las piernas anquilosis salta
Fuegos de risa para el lenguaje tiritando de frío               
Gimnasia astral para las lenguas entumecidas
Levántate y anda               
Vive vive como un balón de fútbol
Estalla en la boca de diamantes motocicleta               
En ebriedad de sus luciérnagas
Vértigo sí de su liberación
Una bella locura en la vida de la palabra               
Una bella locura en la zona del lenguaje
Aventura forrada de desdenes tangibles               
Aventura de la lengua entre dos naufragios
Catástrofe preciosa en los rieles del verso               

Y puesto que debemos vivir y no nos suicidamos
Mientras vivamos juguemos               
El simple sport de los vocablos
De la pura palabra y nada más               
Sin imagen limpia de joyas
(Las palabras tienen demasiada carga)               
Un ritual de vocablos sin sombra
Juego de ángel allá en el infinito               
Palabra por palabra
Con luz propia de astro que un choque vuelve vivo               
Saltan chispas del choque y mientras más violento
Más grande es la explosión               
Pasión del juego en el espacio
Sin alas de luna y pretensión
Combate singular entre el pecho y el cielo               
Total desprendimiento al fin de voz de carne
Eco de luz que sangra aire sobre el aire               

Después nada nada
Rumor aliento de frase sin palabra

              


* * * * *               


              Canto IV

No hay tiempo que perder               
Enfermera de sombras y distancias
Yo vuelvo a ti huyendo del reino incalculable               
De ángeles prohibidos por el amanecer

Detrás de tu secreto te escondías               
En sonrisa de párpados y de aire
Yo levanté la capa de tu risa               
Y corté las sombras que tenían
Tus signos de distancia señalados               

Tu sueño se dormirá en mis manos
Marcado de las líneas de mi destino inseparable               
En el pecho de un mismo pájaro
Que se consume en el fuego de su canto               
De su canto llorando al tiempo
Porque se escurre entre los dedos               

Sabes que tu mirada adorna los veleros
De las noches mecidas en la pesca               
Sabes que tu mirada forma el nudo de las estrellas
Y el nudo del canto que saldrá del pecho               
Tu mirada que lleva la palabra al corazón
Y a la boca embrujada del ruiseñor               

No hay tiempo que perder
A la hora del cuerpo en el naufragio ambiguo               
Yo mido paso a paso el infinito

El mar quiere vencer
Y por lo tanto no hay tiempo que perder               
Entonces
      Ah entonces
Más allá del último horizonte
Se verá lo que hay que ver               

Por eso hay que cuidar el ojo precioso regalo del cerebro
El ojo anclado al medio de los mundos               
Donde los buques se vienen a varar
¿Mas si se enferma el ojo qué he de hacer?               
¿Qué haremos si han hecho mal de ojo al ojo?
Al ojo avizor afiebrado como faro de lince               
La geografía del ojo digo es la más complicada
El sondaje es difícil a causa de las olas               
Los tumultos que pasan
La apretura continua
Las plazas y avenidas populosas               
Las procesiones con sus estandartes
Bajando por el iris hasta perderse               
El rajá en su elefante de tapices
La cacería de leones en selvas de pestañas seculares               
Las migraciones de pájaros friolentos hacia otras retinas
Yo amo mis ojos y tus ojos y los ojos               
Los ojos con su propia combustión
Los ojos que bailan al son de una música interna               
Y se abren como puertas sobre el crimen
Y salen de su órbita y se van como cometas sangrientos al azar               
Los ojos que se clavan y dejan heridas lentas a cicatrizar
Entonces no se pegan los ojos como cartas               
Y son cascadas de amor inagotables
Y se cambian día y noche
Ojo por ojo               
Ojo por ojo como hostia por hostia
Ojo árbol
Ojo pájaro
Ojo río               
Ojo montaña
Ojo mar
Ojo tierra
Ojo luna
Ojo cielo               
Ojo silencio
Ojo soledad por ojo ausencia
Ojo dolor por ojo risa               

No hay tiempo que perder
Y si viene el instante prosaico
Siga el barco que es acaso el mejor               
Ahora que me siento y me pongo a escribir
Qué hace la golondrina que vi esta mañana               
¿Firmando cartas en el vacío?
Cuando muevo el pie izquierdo
¿Qué hace con su pie el gran mandarín chino?               
Cuando enciendo un cigarro
¿Qué hacen los otros cigarros que vienen en el barco?               
¿En dónde está la planta del fuego futuro?
Y si yo levanto los ojos ahora mismo               
¿Qué hace con sus ojos el explorador de pie en el polo?
Yo estoy aquí               
¿En dónde están los otros?
Eco de gesto en gesto
Cadena electrizada o sin correspondencias               
Interrumpido el ritmo solitario
¿Quiénes se están muriendo y quiénes nacen               
Mientras mi pluma corre en el papel?

No hay tiempo que perder               
Levántate alegría
Y pasa de poro en poro la aguja de tus sedas               

Darse prisa darse prisa
Vaya por los globos y los cocodrilos mojados               
Préstame mujer tus ojos de verano
Yo lamo las nubes salpicadas cuando el otoño sigue la carreta del asno               
Un periscopio en ascensión debate el pudor del invierno
Bajo la perspectiva del volantín azulado por el infinito               
Color joven de pájaros al ciento por ciento
Tal vez era un amor mirado de palomas desgraciadas               
O el guante importuno del atentado que va a nacer de una mujer o una amapola               
El floreo de mirlos que se besan volando
Bravo pantorrilla de noche de la más novia que se esconde en su piel de flor               

Rosa al revés rosa otra vez y rosa y rosa
Aunque no quiera el carcelero               
Río revuelto para la pesca milagrosa

Noche préstame tu mujer con pantorrillas de florero de amapolas jóvenes               
Mojadas de color como el asno pequeño desgraciado
La novia sin flores ni globos de pájaros               
El invierno endurece las palomas presentes
Mira la carreta y el atentado de cocodrilos azulados               
Que son periscopios en las nubes del pudor
Novia en ascensión al ciento por ciento celeste               
Lame la perspectiva que ha de nacer salpicada de volantines
Y de los guantes agradables del otoño que se debate en la piel del amor.               

No hay tiempo que perder
La indecisión en barca para los viajes               
Es un presente de las crueldades de la noche
Porque el hombre malo o la mujer severa               
No pueden nada contra la mortalidad de la casa
Ni la falta de orden               
Que sea oro o enfermedad
Noble sorpresa o espión doméstico para victoria extranjera               
La disputa intestina produce la justa desconfianza
De los párpados lavados en la prisión               
Las penas tendientes a su fin son travesaños antes del matrimonio               
Murmuraciones de cascada sin protección
Las disensiones militares y todos los obstáculos               
A causa de la declaración de esa mujer rubia
Que critica la pérdida de la expedición               
O la utilidad extrema de la justicia
Como una separación de amor sin porvenir               
La prudencia llora los falsos extravíos de la locura naciente
Que ignora completamente las satisfacciones de la moderación               

No hay tiempo que perder
Para hablar de la clausura de la tierra y la llegada del día agricultor a la nada amante
de lotería sin proceso ni      niño para enfermedad pues el dolor imprevisto que
sale de los cruzamientos de      la espera en este campo de la sinceridad nueva es
un poco negro como el      eclesiástico de las empresas para la miseria o el traidor
en retardo sobre el agua que      busca apoyo en la unión o la disensión sin reposo
de la ignorancia pero la      carta viene sobre la ruta y la mujer colocada en el
incidente del duelo      conoce el buen éxito de la preñez y la inacción del deseo
pasado da la ventaja al      pueblo que tiene inclinación por el sacerdote pues él
realza de la caída y      se hace más íntimo que el extravío de la doncella rubia o
la amistad de la locura             

No hay tiempo que perder
Todo esto es triste como el niño que está quedándose huérfano               
O como la letra que cae al medio del ojo
O como la muerte del perro de un ciego               
O como el río que se estira en su lecho de agonizante
Todo esto es hermoso como mirar el amor de los gorriones               
Tres horas después del atentado celeste
O como oír dos pájaros anónimos que cantan a la misma azucena               
O como la cabeza de la serpiente donde sueña el opio
O como el rubí nacido de los deseos de una mujer               
Y como el mar que no se sabe si ríe o llora
Y como los colores que caen del cerebro de las mariposas               
Y como la mina de oro de las abejas
Las abejas satélites del nardo como las gaviotas del barco               
Las abejas que llevan la semilla en su interior
Y van más perfumadas que pañuelos de narices               
Aunque no son pájaros

Pues no dejan sus iniciales en el cielo               
En la lejanía del cielo besada por los ojos
Y al terminar su viaje vomitan el alma de los pétalos               
Como las gaviotas vomitan el horizonte
Y las golondrinas el verano               

No hay tiempo que perder
Ya viene la golondrina monotémpora               
Trae un acento antípoda de lejanías que se acercan
Viene gondoleando la golondrina               

Al horitaña de la montazonte
La violondrina y el goloncelo               
Descolgada esta mañana de la lunala
Se acerca a todo galope
Ya viene viene la golondrina               
Ya viene viene la golonfina
Ya viene la golontrina
Ya viene la goloncima               
Viene la golonchina
Viene la golonclima
Ya viene la golonrima               
Ya viene la golonrisa
La goloniña
La golongira
La golonlira               
La golonbrisa
La golonchilla
Ya viene la golondía
Y la noche encoge sus uñas como el leopardo               
Ya viene la golontrina
Que tiene un nido en cada uno de los dos calores               
Como yo lo tengo en los cuatro horizontes
Viene la golonrisa
Y las olas se levantan en la punta de los pies               
Viene la goloniña
Y siente un vahido la cabeza de la montaña
Viene la golongira               
Y el viento se hace parábola de sílfides en orgía
Se llenan de notas los hilos telefónicos               
Se duerme el ocaso con la cabeza escondida
Y el árbol con el pulso afiebrado               

Pero el cielo prefiere el rodoñol
Su niño querido el rorreñol               
Su flor de alegría el romiñol
Su piel de lágrima el rofañol
Su garganta nocturna el rosolñol               
El rolañol
El rosiñol

No hay tiempo que perder
El buque tiene los días contados               
Por los hoyos peligrosos que abren las


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