«NUESTRO ENCUENTRO»

 

 

 

 

 

“Nuestro encuentro”

 

Penetre en aquella acogedora habitación, sobre la blanca cama bellamente vestida, yacía una rosa, su tenue color rosado irradiaba belleza y transpiraba un perfume que convidaba al éxtasis. Mi mirada no reparo un momento de admirarla, sus suaves contornos enloquecían mis sentidos, invitando a degustar su pétalos que se abrían, semejando una bella orquídea rosada. Suavemente me deje caer a su lado, mis labios en un impulso fogoso recorrieron con suavidad sus contornos sintiendo que se quemaban con su fuego, mientras el aire murmuraba una sinfonía a la entrega.

 

Y sumergido en el néctar de sus pétalos, libe desmesuradamente la fuente de su juventud eterna. Fueron momentos en que aferrado a tus encantos conforme los sueños de poseerte, de entrelazarme en tu figura y extasiarme con la suavidad de tu textura.

 

En esos momentos evoque la belleza del firmamento, palideció la bella luna ante los gemidos de los deseos, y bajamos estrellas en constelaciones de caricias. Como olas se movían nuestras esculturas, en un vai-ven divinamente acelerado que nos llevaba a carenar en las playas del deseo, donde ya languidecidos coronábamos con besos cada punto del salitre de nuestros cuerpos.

 

 

El arrullo de las palmeras cobijaba nuestro espacio y cubriéndonos con su música acurrucaba nuestros sentidos y un besos tras otro, mimaba nuestros labios haciéndolos sentir como niños jugando a la belleza de ser novios, ansiando la locura de un primer beso. Y te robe el alma y te entregue la mía, y celebramos al unísono con el aliento, el significado de un te quiero. Fue bello sentirte mía, llegar a tus adentros con locura y recibirte toda al copular en mis contornos.

 

Nunca una alcoba fue tan acogedora, nunca un amor se esparció como en ese momento en el ambiente, nunca antes se respiro el amor con el dulce perfume de la entrega. Mientras afuera en el jardín la noche cubría con su manto la florecida primavera como queriendo no dejar escapar el bello aroma de los jazmines y el extracto de la dama de noche, diciéndole a mi corazón, toda ella te pertenece.

 

Y entonces sentí la quietud, que siente un niño al recibir las caricias de la madre, y pensé cuanto amor he recibido, cuanto placer el de sentirte cerca y rozar mi cuerpo con le tuyo intercambiando el perfume de nuestros aromas, y diciéndole a la vida somos uno. Y entonces me recosté a tu lado y la aurora nos sorprendió deshojando la rosa nuevamente.

 

Vice

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