Avances
Poema publicado el 17 de Marzo de 2009
Nunca supimos dónde encajaba nuestra historia
y la factura de lo tierno fue el reverso de las llamas;
puede que también la revuelta del guiño y la molécula.
Lo cierto es que compartimos tiempo y referencias
y algunos éramos, en el circuito nocturno de la sed,
la vela de la esperanza, la quilla de la pasión.
No hubo premisas, sólo un futuro huérfano,
unas miradas ajenas, vacías y necesarias,
que nos hicieron olvidar nuestras noches en precario.
Tiépolo en el recuerdo, Kandinsky en la solapa
y el abrazo a tientas, desarbolando bagatelas y jadeando,
repoblando los páramos inhóspitos de líricos insultos.
Aun así, cada caricia abría una ausencia,
un eje vertical en la materia, un último riego a la vida
y un aporte al efímero orden que inauguramos;
incluso al latente vértice del manifiesto que vivimos.
Fuimos tan niños que abortamos el dolor de lo nacido,
del collage obsceno sin volumen ni contexto,
de un nuevo torbellino viejo, saqueado y maltrecho.
Mayakovski nos dio el sable, Max Planck la luz,
y ahora tú, la esperanza. Qué más da cómo me sientas.
Poema publicado el 17 de Marzo de 2009
Nunca supimos dónde encajaba nuestra historia
y la factura de lo tierno fue el reverso de las llamas;
puede que también la revuelta del guiño y la molécula.
Lo cierto es que compartimos tiempo y referencias
y algunos éramos, en el circuito nocturno de la sed,
la vela de la esperanza, la quilla de la pasión.
No hubo premisas, sólo un futuro huérfano,
unas miradas ajenas, vacías y necesarias,
que nos hicieron olvidar nuestras noches en precario.
Tiépolo en el recuerdo, Kandinsky en la solapa
y el abrazo a tientas, desarbolando bagatelas y jadeando,
repoblando los páramos inhóspitos de líricos insultos.
Aun así, cada caricia abría una ausencia,
un eje vertical en la materia, un último riego a la vida
y un aporte al efímero orden que inauguramos;
incluso al latente vértice del manifiesto que vivimos.
Fuimos tan niños que abortamos el dolor de lo nacido,
del collage obsceno sin volumen ni contexto,
de un nuevo torbellino viejo, saqueado y maltrecho.
Mayakovski nos dio el sable, Max Planck la luz,
y ahora tú, la esperanza. Qué más da cómo me sientas.
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Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
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