Memoria
Poema publicado el 24 de Abril de 2013
24 DE ABRIL DE 1915
Se acerca el recuerdo de un pueblo.
Se alejan las miradas culpables.
Potencias del alma que siguen latentes y encierran horror.
Odios callados en suaves brisas sofocadas de fuego hiriente.
Batallas libradas de insaciables cuerpos entumecidos de miedo.
¿Quiénes volverán a mirar sus ojos? ¿Quiénes volverán a escuchar sus voces?
Los gritos de auxilio quedaron ahogados.
Gente en el desierto, que camina, que corre, y que enmudece hasta morder sus labios.
Madres que apagan el llanto revelador de sus hijos, ya no inquietos, ya no en sueños.
Der Zor atrapando con ardor de fuego los vientres que extinguen, los suspiros que oprimen y las esperanzas ausentes, contaminadas de oscuro dolor.
Quejidos y más quejidos, llantos y oclusivos sonidos. Odios, amores, represión y libertad.
Sentimientos armados de valores confusos y heridas que secan en las gargantas,
Genocidas murientes alimentándose de otras vidas, extinguiendo los anhelos de un pueblo.
Aires sucios que vuelcan lamentos, que arrojan ideales y entierran honores.
Cenizas que hablan de olvido y recuerdos que gritan la paz.
Chammadeh ciñe en su cueva los restos ya no tremulantes con marcas de hierro rasgando las pieles, voces lastimosas, heridas omisas, deseos aniquilados y cuerpos mutilados.
La Iglesia se erige como una obra pía sobre fundamentos de esqueletos secos. Ahora habla el recuerdo de almas olvidadas que imploran justicia.
Pueblo endurecido por sentimientos toscos, sin perdón, ahora sin dolor. Simplemente el recuerdo desvanecedor con insistencia de justicia, con sabor a nada.
Describo:
para los dueños del dolor robado,
para los ladrones de almas inocentes,
para los soberanos del poder,
para que nada se olvide.
Karina Artinian
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Poema publicado el 24 de Abril de 2013
24 DE ABRIL DE 1915
Se acerca el recuerdo de un pueblo.
Se alejan las miradas culpables.
Potencias del alma que siguen latentes y encierran horror.
Odios callados en suaves brisas sofocadas de fuego hiriente.
Batallas libradas de insaciables cuerpos entumecidos de miedo.
¿Quiénes volverán a mirar sus ojos? ¿Quiénes volverán a escuchar sus voces?
Los gritos de auxilio quedaron ahogados.
Gente en el desierto, que camina, que corre, y que enmudece hasta morder sus labios.
Madres que apagan el llanto revelador de sus hijos, ya no inquietos, ya no en sueños.
Der Zor atrapando con ardor de fuego los vientres que extinguen, los suspiros que oprimen y las esperanzas ausentes, contaminadas de oscuro dolor.
Quejidos y más quejidos, llantos y oclusivos sonidos. Odios, amores, represión y libertad.
Sentimientos armados de valores confusos y heridas que secan en las gargantas,
Genocidas murientes alimentándose de otras vidas, extinguiendo los anhelos de un pueblo.
Aires sucios que vuelcan lamentos, que arrojan ideales y entierran honores.
Cenizas que hablan de olvido y recuerdos que gritan la paz.
Chammadeh ciñe en su cueva los restos ya no tremulantes con marcas de hierro rasgando las pieles, voces lastimosas, heridas omisas, deseos aniquilados y cuerpos mutilados.
La Iglesia se erige como una obra pía sobre fundamentos de esqueletos secos. Ahora habla el recuerdo de almas olvidadas que imploran justicia.
Pueblo endurecido por sentimientos toscos, sin perdón, ahora sin dolor. Simplemente el recuerdo desvanecedor con insistencia de justicia, con sabor a nada.
Describo:
para los dueños del dolor robado,
para los ladrones de almas inocentes,
para los soberanos del poder,
para que nada se olvide.
Karina Artinian
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