Errante
Poema publicado el 14 de Octubre de 2023
En la senda sin trazo, va el hombre errante,
un trotamundos alegre, sin ancla, sin semblante.
Deja que el viento sea su guía, sin destino fijo,
un explorador perpetuo, en busca de lo inaudito.
En su rostro, una sonrisa que nunca desvanece,
espejo del alma errante, que la tristeza desdeña.
Caminante de caminos sin cartografía,
pintor de paisajes en la paleta de su alegría.
En cada paso, descubre un nuevo horizonte,
sus ojos, navegantes de un mar siempre pronto.
Deja que el sol y la luna guíen su andar,
por valles y montañas, sin miedo a naufragar.
Atrapa los colores del ocaso en su mirar,
se zambulle en el río de la noche, sin temor a soñar.
Sus pies descalzos tocan la tierra, un abrazo sereno,
en la danza de la vida, un eterno aprendizaje ameno.
No carga más que la mochila de sus ansias,
un trotamundos de la risa, un buscador de bonanzas.
Encuentra tesoros en cada conversación sencilla,
y en la melodía del viento, una sinfonía que brilla.
No hay mapas que lo constriñan, ni brújula que lo ate,
es un nómada de sonrisa franca, de risa de libertad.
Porque su riqueza no yace en bienes materiales,
sino en el banquete de experiencias, en encuentros casuales.
Así, sigue su peregrinaje, sin rumbo, sin final,
un hombre que viaja con el corazón de un nómada.
Que su alegría sea faro para aquellos que cruzan su senda,
un canto a la vida, una oda a la eterna agenda.
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Poema publicado el 14 de Octubre de 2023
En la senda sin trazo, va el hombre errante,
un trotamundos alegre, sin ancla, sin semblante.
Deja que el viento sea su guía, sin destino fijo,
un explorador perpetuo, en busca de lo inaudito.
En su rostro, una sonrisa que nunca desvanece,
espejo del alma errante, que la tristeza desdeña.
Caminante de caminos sin cartografía,
pintor de paisajes en la paleta de su alegría.
En cada paso, descubre un nuevo horizonte,
sus ojos, navegantes de un mar siempre pronto.
Deja que el sol y la luna guíen su andar,
por valles y montañas, sin miedo a naufragar.
Atrapa los colores del ocaso en su mirar,
se zambulle en el río de la noche, sin temor a soñar.
Sus pies descalzos tocan la tierra, un abrazo sereno,
en la danza de la vida, un eterno aprendizaje ameno.
No carga más que la mochila de sus ansias,
un trotamundos de la risa, un buscador de bonanzas.
Encuentra tesoros en cada conversación sencilla,
y en la melodía del viento, una sinfonía que brilla.
No hay mapas que lo constriñan, ni brújula que lo ate,
es un nómada de sonrisa franca, de risa de libertad.
Porque su riqueza no yace en bienes materiales,
sino en el banquete de experiencias, en encuentros casuales.
Así, sigue su peregrinaje, sin rumbo, sin final,
un hombre que viaja con el corazón de un nómada.
Que su alegría sea faro para aquellos que cruzan su senda,
un canto a la vida, una oda a la eterna agenda.
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