Epistola a mi padre
Poema publicado el 10 de Junio de 2011
Tus huesos no saben de mis pasos:
temo me pidas te declame un poema,
me supiste de rosa
y el martillo del tiempo dibujó su raíz;
separa el punto y coma de mis versos...
Mi padre, mi guardian:
me rompe la sonrisa un rey de cascabeles,
-me secuestra y desnuda después-.
Por favor,no repitas la frase acostumbrada,
tu hija, inteligente: dejó de ser princesa,
sólo le queda el traje;
-por dentro soy mendiga,
le suplíco a las ramas,
al Dios que nunca toco,
a las musas del viento;
-cómplices del arrullo-.
Y lo más triste aún:
si no llega, lo busco,
cuando respiro: tira del labio
a los pulmones.
Otro rostro me cuelga de la calle,
dejo manchas de sal
donde el espacio sobra...
No quiero aprovecharme
de tu influencia viejo,
añoro tu apoyo de gigante,
el magistral tañido de tu verbo.
Si estuvieras aquí,
no te dijera todo,
pero estás en la fuente,
donde podrás ser ala,
junto a la maravilla,
amigo del milagro...
Acércate a mi duende,
repítele el capricho
de este rayo, que se pegó a su nombre
calsificando el río que mueve la esperanza.
Dile:que desgasto buzones
y trago, entre paréntesis mi piel.
No me basta su voz, andante de mi almohada,
-lo quiero de alimento vertedor, en la cumbre
de mis oscilaciones-...
Mi viejito, no temas,
sigo siendo de casta,
-aunque por ese trueno me vuelva carrusel-...
Si vacilas, porque duela un consejo:
alzame tú,
el final va por ti...
Mariblanca Quiñones De La Osa
Junio 16, 1992.
el espacio
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Poema publicado el 10 de Junio de 2011
Tus huesos no saben de mis pasos:
temo me pidas te declame un poema,
me supiste de rosa
y el martillo del tiempo dibujó su raíz;
separa el punto y coma de mis versos...
Mi padre, mi guardian:
me rompe la sonrisa un rey de cascabeles,
-me secuestra y desnuda después-.
Por favor,no repitas la frase acostumbrada,
tu hija, inteligente: dejó de ser princesa,
sólo le queda el traje;
-por dentro soy mendiga,
le suplíco a las ramas,
al Dios que nunca toco,
a las musas del viento;
-cómplices del arrullo-.
Y lo más triste aún:
si no llega, lo busco,
cuando respiro: tira del labio
a los pulmones.
Otro rostro me cuelga de la calle,
dejo manchas de sal
donde el espacio sobra...
No quiero aprovecharme
de tu influencia viejo,
añoro tu apoyo de gigante,
el magistral tañido de tu verbo.
Si estuvieras aquí,
no te dijera todo,
pero estás en la fuente,
donde podrás ser ala,
junto a la maravilla,
amigo del milagro...
Acércate a mi duende,
repítele el capricho
de este rayo, que se pegó a su nombre
calsificando el río que mueve la esperanza.
Dile:que desgasto buzones
y trago, entre paréntesis mi piel.
No me basta su voz, andante de mi almohada,
-lo quiero de alimento vertedor, en la cumbre
de mis oscilaciones-...
Mi viejito, no temas,
sigo siendo de casta,
-aunque por ese trueno me vuelva carrusel-...
Si vacilas, porque duela un consejo:
alzame tú,
el final va por ti...
Mariblanca Quiñones De La Osa
Junio 16, 1992.
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