Y caí dormido
Poema publicado el 26 de Noviembre de 2010
Los signos de un verde paisaje
me siguieron como indomables
soles por aquella mañana.
Yo era joven y el día también,
pero eso no le bastó a la
oscuridad terca y maldita.
Los abedules se quejaron
como enfermos, esos gemidos
de aquellas flores penetraron
cual espada en mi oído intacto.
Estaba sediento y las aguas
no corrían. Y en las alturas
pude escuchar a las sirenas
que le cantaban al ocaso.
El sol, acobardado, se hundió
como un barco, me dejó solo
ante mi villana, la noche.
Yo, temblando, postrado frente
a la luna, inhalé de su
aire helado, y en poco tiempo,
cerré mis párpados pesados
como rocas: Caí dormido
para siempre y sin sueño,
tal como si hubiera muerto.
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Poema publicado el 26 de Noviembre de 2010
Los signos de un verde paisaje
me siguieron como indomables
soles por aquella mañana.
Yo era joven y el día también,
pero eso no le bastó a la
oscuridad terca y maldita.
Los abedules se quejaron
como enfermos, esos gemidos
de aquellas flores penetraron
cual espada en mi oído intacto.
Estaba sediento y las aguas
no corrían. Y en las alturas
pude escuchar a las sirenas
que le cantaban al ocaso.
El sol, acobardado, se hundió
como un barco, me dejó solo
ante mi villana, la noche.
Yo, temblando, postrado frente
a la luna, inhalé de su
aire helado, y en poco tiempo,
cerré mis párpados pesados
como rocas: Caí dormido
para siempre y sin sueño,
tal como si hubiera muerto.
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