Aurora ardiente
Poema publicado el 01 de Marzo de 2024
En el cielo etéreo, un susurro se desliza
Un amor sempiterno, que la luna avisa.
Un sentimiento inefable, como el viento que brisa,
en el corazón del poeta, una pasión que divisa.
Aurora despierta, con su manto de estrellas,
un sueño efímero, en las noches más bellas.
La luz del día se asoma, con un rojo ardiente,
pintando el cielo, de un amor emergente.
Y en el rojo ardiente, la aurora se desvanece,
como un efímero suspiro, que al viento pertenece.
La luz del día se retira, bajo el etéreo manto,
y el amor sempiterno, se convierte en encanto.
La aurora regresa, en el etéreo amanecer,
un efímero destello, que vuelve a renacer.
La luz del día se despierta, con un rojo ardiente,
un amor sempiterno, que se siente en el presente.
Y así, en el ciclo de la aurora y el día,
un amor etéreo y sempiterno, en poesía.
Un sentimiento inefable, de un rojo ardiente,
que en cada amanecer, se siente diferente.
Aurora despierta, con su manto de estrellas,
un sueño efímero, en las noches más bellas.
La luz del día se asoma, con un rojo ardiente,
pintando el cielo, de un amor emergente.
Y en el rojo ardiente, la aurora se desvanece,
como un efímero suspiro, que al viento pertenece.
La luz del día se retira, bajo el etéreo manto,
y el amor sempiterno, se convierte en encanto.
La aurora regresa, en el etéreo amanecer,
un efímero destello, que vuelve a renacer.
La luz del día se despierta, con un rojo ardiente,
un amor sempiterno, que se siente en el presente.
Y así, en el ciclo de la aurora y el día,
un amor etéreo y sempiterno, en poesía.
Un sentimiento inefable, de un rojo ardiente,
que en cada amanecer, se siente diferente.
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Poema publicado el 01 de Marzo de 2024
En el cielo etéreo, un susurro se desliza
Un amor sempiterno, que la luna avisa.
Un sentimiento inefable, como el viento que brisa,
en el corazón del poeta, una pasión que divisa.
Aurora despierta, con su manto de estrellas,
un sueño efímero, en las noches más bellas.
La luz del día se asoma, con un rojo ardiente,
pintando el cielo, de un amor emergente.
Y en el rojo ardiente, la aurora se desvanece,
como un efímero suspiro, que al viento pertenece.
La luz del día se retira, bajo el etéreo manto,
y el amor sempiterno, se convierte en encanto.
La aurora regresa, en el etéreo amanecer,
un efímero destello, que vuelve a renacer.
La luz del día se despierta, con un rojo ardiente,
un amor sempiterno, que se siente en el presente.
Y así, en el ciclo de la aurora y el día,
un amor etéreo y sempiterno, en poesía.
Un sentimiento inefable, de un rojo ardiente,
que en cada amanecer, se siente diferente.
Aurora despierta, con su manto de estrellas,
un sueño efímero, en las noches más bellas.
La luz del día se asoma, con un rojo ardiente,
pintando el cielo, de un amor emergente.
Y en el rojo ardiente, la aurora se desvanece,
como un efímero suspiro, que al viento pertenece.
La luz del día se retira, bajo el etéreo manto,
y el amor sempiterno, se convierte en encanto.
La aurora regresa, en el etéreo amanecer,
un efímero destello, que vuelve a renacer.
La luz del día se despierta, con un rojo ardiente,
un amor sempiterno, que se siente en el presente.
Y así, en el ciclo de la aurora y el día,
un amor etéreo y sempiterno, en poesía.
Un sentimiento inefable, de un rojo ardiente,
que en cada amanecer, se siente diferente.
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