Noche cálida, fría gota
Poema publicado el 20 de Febrero de 2013
Cálida era la noche, tanto,
que se agradecían las gotas de sudor,
que resbalaban por mi cuello,
hasta el ombligo llegar;
en esa gota me estuve fijando,
largo rato...
entreteniéndome en su caminar,
largo..., lento..., imparable...;
tampoco hice nada por detenerlo,
en el fondo, prefería en ello concentrarme,
para no sentir el sofoco del nocturno calor.
De pronto, y sin avisar; la gota se detuvo,
algo extraño sucedió...
porque al despertar de mis pensamientos,
envuelta en lágrimas me vi,
y frío, mucho frío sentí entonces,
tanto, que aún hoy al recordarlo,
escalofríos recorren todo mi cuerpo;
la tiritona vuelve de nuevo,
me siento febril, doloroso todo mi ser,
alma y carne, voz y llanto, risa y sueño.
Tan ensimismada estaba,
que no me di cuenta, que en ti pensaba,
que la gota eran tus manos,
que mi calma era tu amor,
que el calor era tu aliento,
que tu voz mi dulce sueño,
que en tus ojos me miraba,
y hoy en ellos ya no estoy.
Cálidas han sido y son tantas noches,
sudores me han vuelto a recorrer,
pero... ni tus manos, ni tu aliento,
ni tu calma, ni tus ojos, ni tu voz,
han vuelto nunca a mis noches,
para frío hacerme sentir.
©Marisol ^
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Poema publicado el 20 de Febrero de 2013
Cálida era la noche, tanto,
que se agradecían las gotas de sudor,
que resbalaban por mi cuello,
hasta el ombligo llegar;
en esa gota me estuve fijando,
largo rato...
entreteniéndome en su caminar,
largo..., lento..., imparable...;
tampoco hice nada por detenerlo,
en el fondo, prefería en ello concentrarme,
para no sentir el sofoco del nocturno calor.
De pronto, y sin avisar; la gota se detuvo,
algo extraño sucedió...
porque al despertar de mis pensamientos,
envuelta en lágrimas me vi,
y frío, mucho frío sentí entonces,
tanto, que aún hoy al recordarlo,
escalofríos recorren todo mi cuerpo;
la tiritona vuelve de nuevo,
me siento febril, doloroso todo mi ser,
alma y carne, voz y llanto, risa y sueño.
Tan ensimismada estaba,
que no me di cuenta, que en ti pensaba,
que la gota eran tus manos,
que mi calma era tu amor,
que el calor era tu aliento,
que tu voz mi dulce sueño,
que en tus ojos me miraba,
y hoy en ellos ya no estoy.
Cálidas han sido y son tantas noches,
sudores me han vuelto a recorrer,
pero... ni tus manos, ni tu aliento,
ni tu calma, ni tus ojos, ni tu voz,
han vuelto nunca a mis noches,
para frío hacerme sentir.
©Marisol ^
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